El último día de clase...

Ha llovido mucho desde la última vez que actualicé el blog, y la verdad es que con los exámenes, posiblemente vuelva a pasar mucho tiempo hasta que escriba otra cosa...
Pero para los que me echaban de menos (para "bí bisbo" y poco más, vaya), voy a publicar en este blog de ámbito público (que se lo digan a tus "fans" , Manolator...) los "apuntes" que tomamos er Sesa y yo en inmunología, la última clase del año. Era un seminario, así que decidimos que escribir una historia sería más "educativo" que atender ese día (las que expusieron no estaban tan buenas como para evitarlo) (toma!). Y ésta es la historia:

American jistory W
Érase una vez un flamenco de esos rosas con las rodillas patrás. De repente y sin venir a cuento, alzó su espada mágica y dijo "Thunder, Thunder, Thundercats.. WOOO!!" y su fiel Gringer se transformó en el tigre de combate Doraemon.
El tigre de combate para no quedarse atrás sacó de su ano mágico, el cual era un pozo sin fondo de armas beligerantes en sí, un telescopio catódico supremo con pilas incluidas. Cuando ambos estaban prestos al combate, se fue la luz.
"¿Quién ha apagado la linterna?" Gritó enfurecido el guardabosques, conocido mundialmente por ser guardabosques. Este personaje no había aparecido ántes en el cuento, pero su aparición, tan esperada como medicamentosa, rayó en lo absurdo, abriéndose un portal en la ciudad de Belén. Fue llamado "El portal del guardabosques", debido a su localización geobotánica. Entonces, cuando nadie lo esperaba, la espada le quitó las pilas al telescopio catódico, poniéndoselas a la linterna. De repente la luz se hizo, y el dragón apareció de nuevo, dispuesto a concederle 3 deseos.
Dijo "flamenco, te concedo tres deseos". El flamenco espada en mano se acordó de que se había dejado el brasero puesto y que no podía arriesgarse a perder las enaguas japonesas de su prima, y entonces pronunció las palabras mágicas: "Dragón, deseo que apagues el brasero como primer deseo". El dragón sopló y sopló hasta derribar la fabela en la cual se hospedaba el flamenco, quedando ésta nuevamente a merced de las alimañas pobladoras del Belén del Portal del Guardabosques...
Semejante catástrofe sólo podía ser solucionada por el mayor superhéroe de todos los tiempos... Desafortunadamente Mr. Proper fue asesinado brutalmente por Don Limpio mientras dormía, así que clamó (el flamenco, no vayamos a confundirnos...) la ayuda de Omino Bianco, el cual accedió gustoso a recordarle que con los 2 deseos quedaban, podía desfacer el entuerto.
El flamenco, al escuchar esas palabras no cabía en sí de gozo, de gozo ni de canto, y cantó, vaya si cantó, pidiendo su segundo deseo, con el cual sorprendió a propios y añejos porque nuestro buen amigo el flamenco pidió a Paco el Dragón de los deseos que curara a su tío. Todos quedaron asombrados, pero rápidamente se pusieron al sol porque volaba el grajo en avioneta. En fín, que su tío Juan Luis tenía una enfermedad muy extraña no conocida que era una altísima aversión a los epitotos, mmm... qué ricos!!
De pronto, el dragón se puso la mano en la espalda, sacando un epítoto, al que besó bañándolo en saliva. Eso dejó patiabierto y boquidifuso a Doraemon, que se inmoló al rascarse los genitales. El dragón les mostró cómo una cremallera recorría todo su cuerpo, de pies a tobillos, y tiró del lateral. Todos los botones saltaron, y todos comprobaron jubilosos que Paco el Dragón era realmente ¡¡el tío Juan Luis!! Ya todo había quedado claro, y el flamenco, mientras huía por el maizal, resucitó a su prima la de las enaguas chinas, con el epítoto al aire libre, jactándose iracunda.
Y vivieron perdices y comieron epítotos forever and ever..."

Ésta ha sido la historia. Muy tierna, ¿verdad? Abogamos (o remamos) por un mundo en el que los epítotos campeen en libertad. Por un mundo con epítotos al aire libre por todas partes. Por una sociedad libre de tabúes y mentiras. Por Dios, por la Patria y el rey. Por un punto no está er shosho con el culo junto. Por favor, que alguien me mate!! (o brillante)